Vienen
a este mundo surtidas,
de
todas las razas y de todos los matices:
blancas,
negras, rosadas,
trigueñas,
manzanas y duraznos.
Y
en cuanto a los cabellos:
rubios,
negros, castaños,
rojizos
y dorados.
Y
pueden ser lisos, crespos,
churruscos,
ondulados,
viruta
de cedro
y
cabello de mazorca.
Cuando
una ensortijada cabellera
enmarca
un bello rostro infantil,
ninguna
orquídea supera el hechizo
de
una risa inocente.
Me
encantan las niñas risueñas
y
de hoyuelos.
Coquetas,
cantantes, bailarinas,
juguetonas.
Porristas,
bastoneras, patinadoras,
saltadoras
de lazo.
Las
quiero conversadoras, carialegres,
y
también que hagan pucheros.
Que
les encante jugar al escondite,
a
la rayuela o golosa y a las lleva.
Que
alcen y besen gatitos y pollitos.
Niñas
que no se aguanten las ganas
de
saborear un helado
ni
de pellizcar un ponqué.
¡Oh
Señor,
Síguenos
enviando niñas alegres y bonitas
que
nos hagan sentir
como
en una deliciosa
y alegre primavera.
y alegre primavera.
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