miércoles, 29 de junio de 2016

Salto de agua











Salto de Agua

Toda cascada tiene su encanto,
encanto femenil;
pues la blanca espuma y las neblinas
sugieren los velos y encajes de una novia.

Y encima del salto luce un arco-iris
que simula una diadema,

Toda cascada es musical,
con deliciosa melodía.

Cristales que salpican y se quiebran
y al descender por la rocosa gradería
parecen lágrimas de vidrio;
pero la cascada no llora sino ríe.





Todo excursionista se detiene absorto
ante una cascada:
enfoca su cámara y la filma
como filmar a una reina de belleza.

Quizá el Inventor de la cascada
se oculta tras el salto
y por entre la cortina de cristal
atisba la alegría del filmador.

¡Atísbame también a mí
por entre el salto;
quisiera verte sonreir.

¿No te bastan los miles de años
que has permanecido en silencio
 desde cuando aparecieron los hombres?

Ya es justo que hables, pero que te oigamos.
Ya es justo que te muestres, pero que te veamos.
Déjate de seguir siendo una adivinanza.

Gracias, Señor, te damos tus niños
por la delicia de un baño en tus cascadas.
¿Las inventaste por nosotros?
Cosquillas nos haces con el agua fría…
¿Sonríes tú también al vernos tan dichosos?

Tú eras completamente feliz
en tu eterna soledad, antes de inventarnos.
¿Por qué nos creaste?

Porque te sobraba felicidad
y quisiste compartirla.
¡Gracias!










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