miércoles, 29 de junio de 2016

Trinan las aves









Trinan las Aves


Ruiseñores, canarios, jilgueros, turpiales…
Desde hace millones de años
alegraron el mundo,
cuando no existía quién se alegrara
ni quién te agradeciera.

Ellos y ellas con sus variopintos plumajes
embellecen las selvas, los llanos, los montes,
las laderas de los ríos y lagunas,
las playas del mar
y aun los desiertos y las nieves.

¿Quién diseñó semejante profusión
de especies?
¿Las aves se crearon ellas mismas?
¿Nacieron de la nada o del caos
sin previa diagramación,
sin previo Artífice?




¿Quién les enseñó a entretejer su nido con pajitas,
(nido en cuya construcción entrambos colaboran)
y acolcharlos después con lanas y con plumas?

El ave deposita sus huevecillos
(del tamaño de almendras)
y abriga, paciente y cariñosa,
su tesoro.

Pasados unos días esas almendras
empiezan a resquebrajarse
y de ellas brotan unos polluelos
 implumes pero vivos.

Los padres se apresuran a conseguir el alimento;
por la noche la madre los cobija con sus alas.

Los hijos van creciendo
y emplumando;
y llega el día en que también trinan
y vuelan y se van…

Se van a buscar sus compañeras
y a iniciar otro idilio
y otro nido y otros hijos.

Y así perpetuarán sobre la tierra
la ternura,
los trinos y los vuelos,
la dicha y la belleza.

¡Todas tus obras, oh Señor,
son Obras Maestras!


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