Las
flores atraen
a
las mariposas y a los colibríes,
y
ellos con su pulcritud
embellecen
el paisaje.
¿Quién,
con milenios de anticipación,
esparció
semillas en los cinco continentes
y,
cuando vino la cosecha de frutas y de frutos,
convocó
al festín a todos los vivientes?
Señor,
ya sabemos que fuiste Tú.
¿Por
qué no sales al proscenio
y
haces una venia como los artistas
¡Plácemes
por la jubilosa melodía
de
los pajaritos al amanecer!
¡Y
por la aturdidora gritería de las ranas
y
los grillos al anochecer!
¡Plácemes
por el arco iris,
las mariposas, las orquídeas!
Por
los pintados pececillos.
¡Plácemes
por las luciérnagas, las brisas
y los arreboles del atardecer!
Gracias
por la luna y el sol y las estrellas.
Por
el cielo azul y las blancas nubecillas.
Por
la inocente y linda nieve.
Te
aplaudo, Señor, y te bendigo
por
todas tus criaturas
de
aire, tierra y mar.
¡Y
espero ilusionado tu alegre invitación
a
la Fiesta de tu Vida!
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