miércoles, 29 de junio de 2016

Orquídeas










Orquídeas

No fueron invento de hombres,
tampoco de mujeres.

Pero sí de Alguien con capricho de mujer
y, sobre todo, con finura de mujer.

¿Quién y para quiénes
diseñaría esas flores
de tan increíbles
y sorprendentes variedades?

Solo hace cien siglos
los primeros ojos humanos
fueron capaces de admirar.

Orquídeas en la espesura
del bosque tropical,
donde nadie las descubrirá
por los siglos.





Orquídeas en la grieta inaccesible
de los precipicios rocosos.

Orquídeas junto al mar,
Orquídeas en el páramo,
Orquídeas en el valle, las lagunas,
las quebradas y los ríos.

¡Y cuántas especies extintas
que lucieron para nadie
y que hoy solo se adivinan
por sus huellas en los fósiles!

¿Las Orquídeas
se inventaron ellas mismas?
¿Nacieron de la nada
sin previa diagramación
ni  previo Artífice?

¡Gracias, Señor,
por tus primorosas Orquídeas!
¿Así adornaste la tierra
para la bienvenida de los hombres?

Todas tus obras, Señor,
son  Obras Maestras.

Te alabo por los que no te alaban
ni bendicen;
por los que todavía te deben
una entusiasta gratitud.


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