Callado
amanecer mis sueños dora
y
ornando va de rosicler la altura;
tan
solo un trino, que cantando adora,
difunde
ya su matinal ternura.
Radiante
Venus el azul primora
del
temprano arrebol en la hermosura;
dichoso
me sentí, y era la aurora
que
me brisaba con jovial frescura.
Así,
quizás, a mi postrer segundo,
despierte
absorto en el soñado mundo.
Y,
de la vida para siempre dueño,
exclame
al fin, sonriente la mirada:
Un sueño fue mi terrenal jornada
y es hoy feliz eternidad mi sueño.
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