Precediendo
a su olímpico trueno,
como
ráfaga cruza el cenit…
y
en el tul de la limpia mañana
blanca
estela rizó de neblín.
Y
el efímero ensueño perdiose
tras
el pálido azul del confín.
Ni
un rumor. Siento sí los anhelos
que
vibrando se quedan en mí.
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