¿Puede
acaso una abeja remota
la
delicia del rey perturbar
cuando
liba, en lejana colonia,
perfumado
licor de azahar?
¿Va
el Señor de la eterna galaxia
(la
que ocupa milenios de luz)
a
ocuparse en medir por la grama
lo
que mide un gusano de luz?
¿Va
el que alegra trillones de seres
en
trillones de mágicos mundos
a frustrar
sus divinos quereres
por
pecados que, libre, dispuso?
Le
sobraba placer en su arcano
y anhelaba
con quién compartirlo;
se cansó de vivir solitario
y
a jugar en su mundo vinimos.
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