Vellecito
de sauces y ensueños
encendidos
en luz vesperal,
donde
anida el campestre silencio
y
arrulla la paz.
Borda
el río las verdes llanuras
como
elástica sierpe de sol;
y
en frondoso arabesco de curvas
retarda
su adiós.
A
la orilla se duermen los sauces
revestidos de muelle plumón;
y
en la linfa se invierte su imagen
con
vago temblor.
Eucaliptos
aroman y orquestan
al
capricho del suelto huracán;
y
es del trigo la blonda marea
sonrisa
campal.
Del
ocaso en la púrpura regia
se
despide, nostálgico, el sol;
y
extasiada la tarde se incendia
de
pulcro rubor.
Dulce
trino desgrana su arpegio
consolando
la absorta quietud;
enmudecen
las frondas y el viento,
se
ahonda el azul.
Una estrella de plata se asoma;
y
advirtiendo el campestre solaz,
al
millón de luceros convoca
la
tarde a mirar.
Mas
la luna, dejando sus peñas,
surge
blanca, nimbando el azul;
y
los límpidos astros se anegan
en
mares de luz.
me encantaron sus poemas soy del instituto santa maria goretti grado sexto 1 gracias
ResponderEliminarGracias Paulita por tu lindo y amable comentario a mis poemas.
EliminarQue Dios te bendiga a ti y a tu familia.
Con mi saludo muy cordial, Antonio.