Se empinaron los Andes por mirar mi
belleza,
y aun el mar desde lejos con vaivenes
me añora;
jubiloso mi Cauca va enlazando
florestas
como cinta de cielos recatada entre
frondas.
Por mis artes e industrias soy
enjambre y colmena,
por mis bellas ciudades soy Sultana y
Señora;
por mis flores y frutas paraíso y
despensa,
por mis lindas mujeres luzco cetro y
corona.
De mis dulces cañales vuelan trinos y
esencias,
soy un valle de almíbar y el panal de
Colombia;
me abanica el plumaje de gallardas
palmeras
y en mis pulcros remansos acuatiza la
aurora.
Cuando el viento invisible por la
tarde revuela,
un silvestre rosario mis guaduales
rumoran;
y en el templo infinito de mi noche
pampera
va encendiendo, cual cirios, el cenit
sus antorchas.
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