Mañanera
y festiva nuestra grácil barqueta
sube
y baja en los pliegues de las límpidas dunas;
nos
salpican las ondas con sus frígidas perlas
y
en los remos estallan su reír las espumas.
Bulliciosa
y radiante de ilusiones marinas,
la
niñez goza y teme con espanto agridulce;
juega
el viento en los trajes de sutil fantasía
y
en los rizos dorados que abrillanta la lumbre.
Nubecillas
plumosas por el mudo infinito
cual
rebaño de ensueños van volviéndose nada;
la
planicie rutila con su embrujo de brillos
y
revuelan las truchas con sus lampos de nácar.
Escuadrilla
de patos acuatiza y navega
fascinando
a lo lejos con sus visos de jaspe;
y
al disparo impreciso que les llueve grajeas
los anfibios se sumen aguardando que escampe.
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