jueves, 11 de febrero de 2016

El ternerito bebé




El ternerito bebé

Bajo la lumbre de las estrellas
un ternerito nació en el campo;
y allí el rocío bañó de perlas
su limpio raso.

Duerme al arrullo de su inocencia
luciendo armiño recién lustrado,
cual níveo copo sobre la yerba
recién cuajado.

Van de mañana por la pradera
los becerrillos a saludarlo;
con cierta envidia, todos celebran
tan lindo hermano.

Muge la madre, que algo recela,
e inciensa el aire con denso vaho;
mas ya, orgullosa, lo peina y peina
para mostrarlo.

Él se levanta, todo belleza,
y al sol refulge, blanco muy blanco;
tiernas pezuñas andando estrena
 y alegres pasos.

Ya salen todos a las carreras…
él adelante se va brincando,
y ufano luego, desde la cerca
vuelve a mirarlos.

Mas cuando escucha las hondas quejas
que da la vaca junto al establo,
cola empinada como de antena
viene llorando.

Ella, lamiéndolo en la cadera,
peinó a traspelo su limpio raso;
él topa fuerte las ubres tiernas,
de leche avaro.

Como se atora mientras ordeña,
tose un momento, de espumas blanco;
cierra lo ojos, y con la lengua
se limpia el labio.

Dobla las manos, dobla las piernas,
y hácele sombra su madre al lado.
Copo de nieve, dormido sueña
niño tan blanco.

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