jueves, 11 de febrero de 2016

Niña dormida



Niña dormida

Anidada en tu colcha entre muñecas,
cual muñeca dormida te quedaste;
y al cerrar tus pupilas dulcemente
Dios abrió sus pupilas por mirarte.

Yo se muy bien que cuando así te duermes
se despierta el cariño en nuestras almas,
como al dormirse la cansada tierra
se despiertan los astros por mirarla.

Apacible dormir de la inocencia
de infantiles ensueños al arrullo:
por gozar tu delicia cuántos dieran
todo el afán y la embriaguez del mundo.

Nada sabe del odio ni las guerras
tu cabecita de sedosos rizos.
¡Si los odios del hombre así durmieran,
la Tierra se trocara en Paraíso

No hay comentarios:

Publicar un comentario