martes, 9 de febrero de 2016

¿Se inquieta Dios?



¿Se inquieta Dios?

¿Puede acaso una abeja remota
la delicia del rey perturbar
cuando liba, en lejana colonia,
perfumado licor de azahar?

¿Va el Señor de la eterna galaxia
(la que ocupa milenios de luz)
a ocuparse en medir por la grama
lo que mide un gusano de luz?

¿Va el que alegra trillones de seres
en trillones de mágicos mundos
a frustrar sus divinos quereres
por pecados que, libre, dispuso?

Le sobraba placer en su arcano
y anhelaba con quién compartirlo;
          se cansó de vivir solitario
y a jugar en su mundo vinimos.

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