Mudo
en el cielo y en la tierra mudo,
mudo
en la dicha, mudo en la tristeza;
mientras
todo en la vida tiene arrullo
¿calla
el Autor de la mundial orquesta?
Ebrias
de amanecer gritan las aves,
gritan
con su destello las luciérnagas;
resplandecen
las flores en el valle
y
en la noche florecen las estrellas.
¿Y
el Artista del mundo no sonríe?
¿Dónde
oculta el taller de sus milagros?
Cuando
busco su faz en los jardines
los
aromas me cuentan: “Ha pasado”.
Corrí
tras la cascada bulliciosa
mas
solo hallé, tras el bullicio, nada.
Si
al eco preguntaba de las rocas,
lo
que yo pregunté me preguntaban.
¿Quién
revuela invisible con el viento
jugando
con las frondas del paisaje;
en
el polen llevando un himeneo
y
una carta de amor en los trinares?
En
los hoyuelos de las niñas ríe
y
en la marea de las rubias mieses;
con
la fontana de la gruta gime,
juega
con los felinos en el césped.
¿Quién
a la noche sosegada y triste
la
enjoyó de cocuyos y luceros?
¿Quién
le trajo un concierto de violines
al
nivel de las flores y del trébol?
Adivina, me
dice con sus olas
el
mar que juega de placer y orgullo:
¿Quién me tendió y en qué lejana
aurora,
tan vasto, tan inquieto y tan
profundo?
Adivina, me
dicen los planetas:
¿Quién fijó, tan exacto, nuestras órbitas?
¿Cómo empezó la sideral carrera?
¿Cuándo de nuevo reinarán las sombras?
Sube a bordo, mortal, del pensamiento
y apresúrate allende las galaxias:
Llegarás al confín del Universo,
mas no al rincón de la impalpable
Nada.
Embarcado en tu loca fantasía,
acelera tu rumbo hacia el pretérito:
llegarás al comienzo de los días,
mas siempre un Alguien precedió al
comienzo.
Regresa ya, dirígete a futuro:
extinguidos los astros y milenios,
un Reloj seguirá después del mundo
marcando eternidad: su Pensamiento.
¡No
cabe lo infinito en mis estrofas,
ya
estalla de emociones mi poema!
Sintonizo
del mundo las congojas
y
trasmito del mundo las bellezas.
¿Quién
diseñó el azul del firmamento
y
engalana el poniente de arreboles?
¿Quién
instaló en la carne el pensamiento,
quién
inventó el cariño y los amores?
Inaudible,
¿quién trina en cada trino?
Invisible,
¿quién vuela en cada vuelo?
¿Quién
canta con la música del río,
Quién
juega con el júbilo del viento?
Calla
en el lago de olvidada selva
y
en la niñez del manantial retoza;
se
arrebuja de nieves en la sierra
y
en el estruendo del volcán detona.
Él
trajo el ser desde su Ser un día;
ser
que inicia el turbión de las moléculas,
se
torna vegetal en las semillas,
siente
en el bruto, y en el hombre piensa.
¿Quién
ensambló las piezas de los átomos
cual
piñones de todo el universo?
¿Quién
atiza el incendio de los astros,
pirotecnia
de todo el firmamento?
Mudo
en el alma y en el cuerpo mudo;
tan
mudo en la ciudad como en el campo.
¿Será
que se prendó de ajenos mundos,
será
que nos acecha enamorando?
Mudo
en el templo y en la hostia mudo;
mudo
en la gracia, mudo en el pecado.
¡Si
al menos exhibiera su disgusto
como
el bello pavor de los relámpagos!
Mudo
en la noche y en el alba mudo;
mudo
en el ruido, mudo en el silencio.
En
soledad y en concurrencia mudo;
mudo
en el mar, los bosques y el desierto.
No
registra su huella el duro fósil,
viejo
testigo y relator del génesis.
No
lo hallaron los buzos bajo el orbe
ni
en el cosmos lo hallaron los satélites.
Para
siempre dormidos en la Nada
quedaron
los millones de posibles…
Despertamos,
el resto, a su llamada
para
gozar de todo cuanto existe.
Sin
haberle pedido la existencia,
comensal
resulté de cortesía.
¿No
he de gustar los vinos de su mesa
cuando
arribe al palacio donde habita?
Apreciado Toño, Dios habla a traves de tus poemas! Tu sobrino Enrique
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